martes, 25 de octubre de 2011

E I



Hay cosas que M no soporta. Hay cosas que entran en su cabeza y se convierten en obsesión. Le rebienta cada vez que sus dedos van más rápidos que su cerebro y sueltan cosas que no deberían, o que no son el momento, o que no... va, qué más da. Sólo hace falta que vuelva a abrir la boca en el momento, el lugar y con la persona menos indicada para que empiecen a salir a la luz cositas que no... que no interesan. Por eso, porque no es el momento, o eso dice ella. Al igual que cuando mira al infinito y se pone el pelo bien. Eso tampoco interesa. No interesan tantas cosas que ha llegado a ese punto de la relación con su otro yo en el que ya no sabe cuándo le toca salir o entrar. Ahora toca M de esta manera, ahora de la otra... Qué horror. Tú también sabes que es un horror, ¿no? Sí, hombre. Aquellos casos en los que tienes dos cosas que decir a la vez y debes decidirte por una, y sea cual sea, siempre te quedas a medias. Cuando le hablas sólo al cielo y a la tierra no, o al revés. No importa. Es todo tan horrible que ya no importa. M, mantente al frente. Intenta tocar con las puntas de los dedos de las manos una cosa, y con las puntas de los dedos de los pies otras. Si te mantienes en equilibrio, lo conseguirás. Pero recuerda que el equilibrio es imposible, y que tarde o temprano caerás o te elevarás. Sí cariño, el equilibrio es imposible.

lunes, 24 de octubre de 2011

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Yo soy tú, y me voy. Siempre estás con eso de que hay que vigilar con qué llenamos los vacíos, y últimamente lo haces con lo primero que ves. Quizás es verdad lo que dices, y estás tan mal que necesitas algo para no romperte en mil pedazos y seguir entera. O puede ser que te hayas convertido en una enorme caprichosa durante los últimos meses. O también es posible que esta vez no sea ni un capricho, ni un último recurso delante de la desesperación que tienes por dentro, y ahora sea de verdad. Que lo último que creías que iba a pasar está pasando y no sabes si pensar que está bien o está mal.

domingo, 23 de octubre de 2011

T


Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Mientras no acabe esta canción nada es real pero es mejor. Qué insoportables que se hacen los domingos cuando no hay nada en qué pensar o cuando tienes demasiadas cosas en qué pensar y no te apetece. Qué largos y grises, qué preciosos.

sábado, 22 de octubre de 2011

Y





A esto es a lo que se refería. A un flash mal utilizado y unas sábanas mal dobladas. Una camiseta arrugada casi debajo del colchón y unas paredes blancas. A horas y horas que en realidad son segundos pero que te machacan el estómago y te hacen creer que llevas días sin comer, ni beber. Sin despertarte ni dormirte. Estas son las rayas de las que te estaba hablando la otra noche. Aquella noche (una más) en la que no la escuchaste porque pensaste que no había nada importante en una pared de color blanco y un colchón sin sábanas. Normalmente aciertas, pero esta vez no.

domingo, 9 de octubre de 2011

Dance with somebody







D

En estos momentos D es la razón de existir de M. Entre los neomodernos que actúan como aunténticos zombies en busca de los cerebros que salen de los altavoces, y las luces que te atrofian la percepción, D está ahí. Y aunque a veces se marche antes de tiempo, y aunque a veces M esté a punto de arrancarle el corazón, y aunque demasiadas veces pero nunca las suficientes las cosas no salgan como M espera que salgan, M sin D no es posible.