sábado, 15 de enero de 2011

Las cosas que nunca me atrevo a decirte


Me siento sola. Como aquellas noches en las que esperas deslumbrar y la única luz que proyectas es la de tu mechero. Como la noche en que decides que al día siguiente estrenarás esa falda nueva que tanto te gustó al verla y al ponértela por la mañana ha perdido todo su encanto. Como cuando llegas a casa después de un largo y cansado día y lo único que hay es una nota en el mármol de la cocina diciéndote que no esperes a nadie despierta y que tienes comida para uno en la nevera. Como cuando desayunas sola. Como cuando tienes que abrir todas las puertas porque eres la primera que se va, y como cuando tienes que cerrar todas las puertas porque eres la última que entra. Como cuando te pasas el día esperando algo que nunca llega. Como esos momentos en que cambias el camino corto y coges el camino largo para encontrarte a alguien y sólo ves desconodidos. Como aquel día en que tienes millones de planes y se van rompiendo uno a uno. Como cuando echas de menos a alguien y esta persona no se acuerda de que le has dicho hace una hora que la estás esperando. Como cuando tienes necesidad de soltarlo todo y viene alguien a decirte que pares ya, que molestas, que a nadie le importa la mierda que corre por tu cabeza, y que no sigas intentándolo. Que sí, que vale. Que me da igual, que prefiero mil veces antes ver como se mueven tus labios cuando hablas y poderte dar la mano cuando andamos que decirte que te quiero por teléfono.